martes, 15 de septiembre de 2015

En algún punto hay que empezar

Aunque no me enorgullece verlos ahora, todavía recuerdo la sensación de terminar mis primeros diseños, de presentar mi primer campaña y de sentirme completamente satisfecho de mis creaciones.
Como todo en la vida, se sigue un proceso, y recordar estos momentos nos hace ver lo mucho que crecemos con empeño y dedicación.








lunes, 14 de septiembre de 2015

Escribo para relajarme

Historias reales, historias ficticias, guiones, ideas, cosas sin sentido. Vaciar mi mente frente a un papel o frente a un teclado, es una de mis maneras de tomar un segundo aire cuando lo necesito.




-“¿Vos es que querés un hueco en el estómago o qué? ¡Pasáme lo que tengás hombre!”.
-“Parcero pero si eso es todo lo que tengo”.
-“¡Los bolsillos!¡Vaciáte los bolsillos rápido!”.
-“Parce ya te dije que eso es todo lo que tengo, ¡dejáme ir!”…

El reloj andaba a eso de las 9:00 p.m., llovía de manera gentil, pero era suficiente para hacer a la gente buscar refugio en sus casas. No se veía nada más que la silueta de un joven caminando por la oscura y solitaria calle, intentando cubrirse de la lluvia bajo los techos. Se escuchó el agudo sonido de un celular y el joven se detuvo mientras buscaba en lo profundo de su bolsillo. Habló durante un par de minutos y notó que la lluvia había cesado un poco, por lo que re emprendió su camino, pero tras avanzar unos metros se percató de que una oscura silueta se movía detrás de él. Un poco nervioso se volteó y miró a los ojos al sujeto que acababa de aparecer, un tipo alto, delgado, de pelo largo, con una gran cicatriz en la cara, justo debajo de su ojo, que lo miraba prácticamente revelándole sus intenciones.

El joven intentó ignorar al extraño sujeto, que caminaba exactamente detrás de él, pero cada vez se le hacía más difícil, ya que estaba más y más cerca con cada paso. Entrando en pánico, el desesperado joven se lanzó hacia la acera contraria con la esperanza de perder a aquel sospechoso hombre, pero para su horror el sujeto hizo exactamente lo mismo.

A este punto el muchacho ya estaba bastante seguro de lo que pasaría a continuación, por lo que en un último intento por evitar el suceso, hechó a correr. No alcanzó a dar siquiera dos pasos, cuando sintió un fuerte apretón en el brazo, seguido de un tirón.

Al estar al lado de su agresor podía notar su agitada respiración y cómo un extraño objeto, que no sabía si era un arma o una herramienta, amenazaba con atravesar su abdomen.
Forcejearon durante un segundo o dos, pero las fuerzas del joven lo abandonaron al escuchar las frías palabras del hombre:

-“Quedate quieto y callado si no querés que te deje como un colador. Pasáme lo que tengás”.

El joven, resignado y enojado, le entregó el dinero que llevaba en el bolsillo.

-“¿Vos es que querés un hueco en el estómago o qué? ¡Pasáme lo que tengás hombre!”.

-“Parcero pero si eso es todo lo que tengo”.
-“¡Los bolsillos!¡Vaciáte los bolsillos rápido!”.
-“Parce ya te dije que eso es todo lo que tengo, ¡dejáme ir!”.
-“¡NO ME CREAS GUEVÓN! YO TE VI CUANDO ESTABAS HABLANDO POR CELULAR. ¡PASÁMELO!”.

Ante tal afirmación no había forma de esconder la verdad, no le quedó más remedio que entregar todo. El hombre tomó aquel botín, dio media vuelta y empezó a caminar como si no hubiera pasado nada, dejando allí al joven, asustado, anonadado, pero sobre todo furioso por la impotencia que sentía.

Aquel joven soy yo.

Mi nombre es Julián Restrepo, soy estudiante de Primer Semestre de Publicidad en la Universidad Santiago de Cali. Soy un estudiante común, que obtiene calificaciones comunes y vive una vida universitaria común, pero en el colegio las cosas eran diferentes.

En mi colegio no era todo tan “color de rosa” como es ahora. Normalmente perdía de 4 a 5 materias por período, nunca hacía tareas y me la pasaba de recocha todo el día. Tal vez lo que me pasó fue un castigo de Dios por no apreciar los esfuerzos de mis papás para darme estudio, quién sabe, pero algo sí es seguro, me sirvió, porque de ahí en adelante cambié.

La verdad es que ese día  pasó como cualquier otro. Me desperté con esa mamera de madrugar como a las 5:30 a.m., me metí al baño, desayuné, etc. Llegué al colegio, vi clases como siempre hasta el mediodía y salí a almorzar.  En ese entonces estaba en séptimo grado, así que creo que es comprensible que todo me importara un carajo.

A eso de la 1:30 p.m. ya estábamos otra vez en el colegio, y vimos el resto de clases hasta las 7:00 p.m. Estaba ya en la puerta de salida, cuando me alcanzó mi mejor amiga Alejandra, una joven morena, de cabello largo y lacio color negro, piel tersa y suave, y ojos negros y grandes, que reflejaban su alegre personalidad. Era mi mejor amiga porque teníamos mucho en común: los dos éramos buenos estudiantes, a los dos nos gustaban las mismas materias, cosas así, y no sólo lo del colegio, también teníamos los mismos gustos en comida, música, etc. Me pidió que la acompañara a su casa, porque tenía que esperar a la profesora de Economía y llegaba a las 8:00 p.m., yo le dije “ok, te espero afuera” y desde allí empezó a hacérseme tarde para llegar a mi casa. En el trayecto a casa, después de dejar a Alejandra en la suya, al pasar por la calle más sola que había visto en mi vida, fue que ocurrió todo.


No me esperaba para nada lo que pasó, pero de alguna manera lo agradezco, ya que cambió la forma en que veía muchas cosas en esa etapa de mi vida, pues uno de chiquito se cree que es el más bravo y que a uno no le pasa nada, pero ¿qué más prueba que esa, de que es pura mentira? De alguna manera me hizo crecer como persona y esa es la única razón por la que no me arrepiento de haberme quedado ese día hasta tarde en el colegio.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Crónicas de la Violencia


Este conversatorio contó con la participación de Margarita Solano Abadía, periodista graduada de la Universidad Autónoma de Occidente, magister en periodismo político, con mas de 10 años de experiencia en México, corresponsal del diario El País de Colombia, reportera del diario Excélsior de México y guionista; Libardo Orejuela, abogado graduado de la Universidad Santiago de Cali y Pedro Pablo Aguilera, filósofo y periodista de la Universidad de la Habana, docente de la Universidad Santiago de Cali y director del Departamento de Humanidades de esta misma.

La intención del conversatorio era dar a conocer la nueva obra de Margarita, “Crónicas de la violencia”, que escribió tras mucho tiempo de investigación en México. Empezó explicando cómo  empezó su inclinación por este tema. Narró como en sus primeros años como periodista, estando en el Tecnológico de Monterrey, le hacían comentarios como: “Que pesar de esa gente en Colombia, con todo ese problema de la coca”. Este tipo de comentarios hizo que se interesara por la historia colombiana, que se informara y que construyera bases para responder y defenderse de aquellos comentarios, es decir, de cierta manera cambiar la percepción de la gente.

El evento inició con la participación del docente Pedro Pablo Aguilera, quien no dudo en expresar su admiración por el trabajo de la invitada, además de resaltar que era todo un honor tenerla de visita, debido a su apretada agenda. Recalcó cuanta valentía hay que tener para hacer el trabajo al que se dedica Margarita, y le dio sus agradecimientos a la invitada.

El periodista Libardo Orejuela, por supuesto también agradeció a Margarita por su presencia, y abrió el tema de la conferencia dando un muy interesante discurso lleno de datos, fruto de años de investigación sobre el narcotráfico. Hizo una excelente diferencia entre narcotráfico y mafia, un tema que maneja muy bien, ya que es uno de los temas que toca en sus libros.

Al terminar dio la palabra a Margarita, la invitada del conversatorio, quien narró varias de sus experiencias estando en México, como: su primer viaje a Ciudad Juárez, entrevistas a varios personajes que aparecen en su libro, anécdotas, testimonios, etc.




Fue una gran conferencia, que de alguna manera te abre los ojos y te hace dar cuenta de la realidad en la que vivimos, que como no la vemos todos los días nos olvidamos de ella, pero está ahí, tal vez cada vez peor porque todos la ignoramos y no tomamos una posición como la de Margarita, una periodista a la que ahora le tengo mucho respeto y admiración debido a  su valentía y amor por su profesión, que la llevo a tomar la decisión de hacer algo y no quedarse de manos cruzadas como lo hacemos todos.

Divagaciones y Reflexiones

“Ponerse en los zapatos de los demás”, entender a quién se le habla, quiénes somos y cuántas oportunidades hay al entender esto, es el fundamento para crear una campaña que tendrá gran impacto. Muchas veces al sacar una pieza publicitaria no se piensa en el cliente, sino tal vez en ganar un premio, y se pierde la intención de la publicidad, que en este caso sería vender. Para lograr vender se debe tener en cuenta a quién le hablamos y preguntarse cosas como: ¿Qué quiere ver la gente? ¿Qué quiere oír? ¿Qué quiere experimentar?

Complacer cada una de estas exigencias, son los pasos fundamentales para armar una buena campaña. Recordemos que el objetivo es crear estrategias publicitarias dirigidas al público en general y no con la intención principal de ser laureadas. Hay que pensar en aquellos a quienes se dirige una campaña, intentar comprenderlos y empezar a trabajar desde allí.

Durante años en la industria de la publicidad se ha cometido el error de hacer segmentos de mercado cada vez más amplios, ignorando cada una de las necesidades básicas que pueden tener los pertenecientes a dicho segmento. Cuando comenzamos a ignorar estas necesidades, que cada persona tiene como individuo, pasamos por alto muchos detalles que podrían marcar la diferencia o definir el éxito de nuestra campaña publicitaria. Recordemos que la base de la creatividad está en conocer nuestro público, sus necesidades y cómo satisfacerlas, pero si cada vez ampliamos más los “target” simplemente dichas necesidades serán ignoradas y el resultado obvio serán campañas pobres en creatividad, comerciales faltos de imaginación y materiales impresos repetitivos.  Por su monotonía, las personas del común repelen la publicidad, y el problema no está en las personas, sino en la base creativa, es decir, en nosotros mismos.

Nadie quiere publicidad, eso es un hecho. Como cuando estás en tu computador, tratando de ver un video, y te salen carteles de Winny, Claro, Mac, Movistar, que no te dejan tranquilo y te quitan tu momento de diversión. La peor parte es que estos carteles son solo eso: carteles; no hay creatividad en ninguno de ellos. Pero la responsabilidad de la publicidad es sorprender, es cambiar esta idea que tienen las personas de que la publicidad es invasiva y darle a la gente experiencias que no se olviden fácilmente.

Un ejemplo claro del fracaso en la creatividad de las campañas, gracias a la amplia segmentación de mercado, es el jabón Intibon, una marca relativamente nueva en nuestro país, cuya campaña publicitaria consta de un solo comercial en televisión que es completamente falto de ideas y pareciera ser  que los “creativos” simplemente quisieran tirar información en la cara del consumidor. Es en estos casos es donde me pregunto ¿Qué piensan las empresas sobre sus clientes? ¿Realmente las empresas se están enfocando en solucionar los problemas de sus consumidores? o simplemente quieren lanzar sus productos como si fueran carne para un montón de perros.

Tendríamos que analizar si realmente la publicidad de hoy tiene como prioridad fidelizar a sus clientes por medio de ideas innovadoras y entretenidas, porque pareciera ser que si este es su fin, no se está logrando. Definitivamente la publicidad está muriendo junto con la creatividad, gracias a los mal llamados “creativos”.

Pero todo apunta a que esto solo afecta a la comunidad occidental. A los países orientales, exactamente a Japón, le podemos dar el crédito de hacer que las personas del común quieran publicidad. En 2010 la compañía Dentsu lanzó una aplicación para dispositivos móviles, en el que las personas se veían literalmente sumergidas en un mundo virtual; al caminar por la ciudad la aplicación les hacia saber en qué lugar podían conseguir cupones de descuento para determinadas tiendas cerca de su posición. La forma de conseguir estos cupones era muy simple: capturando mariposas. Cada mariposa era un cupón diferente para una tienda diferente. La aplicación tuvo una gigantesca aceptación por parte de los consumidores y es prueba suficiente de que todavía hay excelentes creativos y de que Japón nos lleva “años luz” de ventaja en cuanto a publicidad se trata.



Este documento trata de recalcar la importancia de la creatividad, de usarla de manera que la publicidad se enfoque en darle a la gente lo que quiere y no enfocarse en reconocimientos personales.

Retomemos el concepto del que anteriormente hablamos: el de sorprender como responsabilidad de la publicidad.  


La sociedad actual exige a la publicidad una nueva manera de ver y hacer las cosas. En conclusión, pensar como lo haría a quién va dirigida la publicidad, pensar en sus necesidades y tener siempre la intención de satisfacerlas, es la manera más efectiva de dar a la gente lo que quiere.

En palabras de Edith Wharton, famosa escritora estadounidense, “La creatividad no consiste en una nueva manera, sino en una nueva visión”.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Creatividad y Estrategia Publicitaria en la era de los prosumidores




Esta conferencia estuvo a cargo del ponente Mauricio Rodríguez Vargas, Fundador y actualmente director creativo y estratégico de la agencia de Publicidad O.T.L.

La charla tiene la intención de dar a entender a quién se le habla y quienes somos, además de entender las oportunidades que tenemos al conocer a quién se le está hablando.
Muchas veces no se piensa en el consumidor sino en los premios que podría ganarse como profesional.

Uno de los puntos más importantes de la charla fue hacer notar a los asistentes que hoy en día se trata a las personas no como personas o como seres humanos sino como consumidores, target, etc. Los esquemas son la principal causa de que hoy en día no se use la creatividad como se debe, y la mayor parte de la culpa recae en marketing.

La gente no quiere publicidad, pues de hecho incomoda.

Podemos hacer la comparación de la publicidad actual con la publicidad de los 60’s: carteles; sin creatividad, sin ideas diferentes, solo carteles. El ponente expresaba su preocupación al hacer esta comparación  y decía: “¿Cómo es posible que después de mas de 100 años de publicidad comercial, nos siguen mostrando lo que vemos cada día? ¿Dónde esta la creatividad?”

La mayoría de veces las campañas mas creativas y de más impacto, nunca llegan a ser vistas por el público común. Son campañas especialmente diseñadas para ganar algún tipo de reconocimiento o premio. La pregunta que nace de esto es: ¿Por qué el marketing no permite que esta clase de campañas lleguen al público?

La publicidad no busca comunicar ni crear necesidades, como pasaba en los años 20’s creando necesidades y en los años 70’s, 80’s y 90’s comunicando. La publicidad de hoy tiene la responsabilidad de sorprender.

La gente premia cuando los sorprenden.

Al momento de hacer publicidad la mejor opción es darle a la gente lo que quiere, no al que te encargo hacer la publicidad, no a los directivos de la compañía; lo que importa es la gente.

Cuando una marca retribuye a la gente lo que está recibiendo, será premiada de manera directa, es decir, una buena campaña social causa un gran impacto en el público y esto se verá reflejado de manera positiva para la compañía.

Creativo, creador y estratega.
Un creativo no es lo mismo que un creador.

El creativo hace campañas publicitarias para vender productos y recibe reconocimientos personales por su trabajo.

Un creador crea para que con comunicación el mundo sea algo mejor, crea conceptos que hagan divertir y hacer inolvidable una campaña. Crea activaciones para hacer amigos y no consumidores.

Un estratega es un creador que sabe de marketing.

El mundo en términos de publicidad se puede ver como un auditorio que tiene sillas vacías. Siempre habrá un nicho que por alguna u otra razón nadie ha explorado y es el trabajo de un estratega darse cuenta que “esa silla está vacía”, para tomar ventaja ante su competencia y abrirse a un mercado que muy posiblemente sea completamente nuevo.